domingo, 26 de noviembre de 2017

Sigo viva

Se que estas semanas he estado bastante calladita sin escribir nada por aquí, y algun@ ya extraña, más aún después del último post, pero tranquilidad, estoy bien.

Sigo en el mismo sitio y en la misma casa, y de momento me mantengo por aquí

Estas últimas semanas he estado bastante liada, motivo por el cual no he escrito y estoy un poco más ausente. ¿En qué? Pues un día, después de una charla muy interesante con alguien, decidí probar en invertir mi tiempo en aprender algo que pudiera enseñarme este país, y terminé metida en un curso de masajes Tailandeses.

El comienzo ha sido bastante duro, y aún lo sigue siendo, pero cada vez voy cogiendo un poco más de confianza y práctica.

No solo ha sido difícil sobrellevar las clases en otro idioma, lo que conlleva un doble esfuerzo mental, terminar cada día con dolores en todo el cuerpo por las diferentes posturas, posiciones de manos, rodillas, dedos… la falta de costumbre.

Todos los comienzos suelen ser duros, pero lo importante es no tirar la toalla, y aunque estuve a puntito de hacerlo, me alegra de continuar con ganas, aunque me siga doliendo todo el cuerpo. La palabra “pain” se ha convertido en parte de mi vocabulario diario, y ni sabría cuantas veces al día la nombro jajaja.

Pero bueno, de momento, pese a lo duro que resulta, me gusta, y dentro de lo que cabe, me lo paso muy bien en clase. El profe cada día me causa mayor admiración cuando le observo con detalle, y se puede decir que casi son clases particulares.

De momento, le voy dando oportunidad a esto semana tras semana y ya veremos hasta donde llegamos, a ver si con suerte, con lo suficiente para poder ponerlo en práctica cuando regrese.

Del resto, pues todo bien, pasando los días, intimando con la gente cercana que veo cada día, conociendo gente nueva que está de paso, celebrando cumpleaños inesperados, callejeando cuando puedo o el cansancio me lo permite… pero dentro de todo, tranquila.

Estuve a punto de meterme en una escuela de idiomas, pero en el último momento me arrepentí. Creo que mi cabeza tiene bastante trabajo ahora con procesar la información de los masajes y la anatomía humana en inglés, jajaja.

En definitiva, ya les iré contando en qué termina esta nueva experiencia pasadas unas semanas más jeje.

miércoles, 8 de noviembre de 2017

Extrañando...

Y poco a poco, de forma sutil y ligera, va llegando ese momento donde comienzas a echar de menos a todas esas personas que en algún momento de tu vida, han robado un pedacito de tu corazón.

Parece ser que esa personita tan independiente y a veces casi distante, no es del todo de piedra como ella estimaba.

Parte del viaje, podría casi ser una prueba para comprobar que tan fría podría llegar a ser, pero en el fondo le alegra saber que es más humana de lo que pensaba.

Puede que sea el entorno, puede que sea una etapa, o quien sabe si sean las hormonas, pero hoy, ahora, tan solo puede decir, que medida que pasa el tiempo, cada vez se extraña más ciertas compañías, ciertas voces, ciertas palabras y un buen abrazo...

domingo, 5 de noviembre de 2017

Yee Peng y Loy Krathon

Se despide un fin de semana que prometía ser intenso, y ha cumplido sus expectativas.

Chiang Mai se ha vestido de color, luces, sabores, magia, energía…

Poder estar presente para verlo en primera fila ha sido todo un regalo.

Contemplar como los sueños de miles de personas toman vuelo en el aire mientras su brillo se empequeñece en el horizonte, es simplemente mágico.

Ver sus caras mientras ven alejarse sus linternas en un eterno adiós, no tiene precio.
Pasear en sus calles abarrotadas de gente, a veces incluso sin poder moverte, pero no importarte y no querer escapar del lugar.
Avanzar unos pasos y sorprenderte  en cada esquina con algo totalmente diferente e inesperado.
Maravillarte con un eterno desfile lleno de luces, color, arte, música, belleza… un autentico espectáculo.

Ésto es un simple resumen de todo lo que he podido ver, sentir y vivir estos días, pero siento tanta emoción tan solo en recordarlo, que se me pierden los detalles y las ansias de compartirlo.

La ciudad se ha llenado de miles de personas, todas deseando vivir ese momento mágico donde lanzar su linterna al aire. 
Durante varias horas, el cielo se ha llenado de luz y no ha parado ni un segundo, en recibir miles de lucecitas con sueños y deseos. Es todo un espectáculo visualizar en su oscuridad, todos esos puntitos dorados que se van alejando lentamente. 
Aquí, en la tierra, miles de rostros, dibujan sonrisas e ilusión en ese momento que sus dedos comienzan a despedir esa luz que va cargada con toda su energía.
En ocasiones, esos rostros se desfiguran cuando ven que su luz no logra tomar el vuelo y termina consumida ante sus pies.

No voy a decir que sea difícil, pero si que lleva su técnica. Debes ser paciente, saber esperar, tratarla con mimo, que prenda bien, que coja su calor, que hinche sus paredes, y solo en el momento justo, no antes de que haya pasado por su proceso y esté preparada, ni demasiado tarde, cuando puede quedar consumida por sí misma, simplemente dejarla marchar… menuda alegoría…


Por otro lado, otras tantas miles de personas, simbolizan los mismo con sus linternas de agua. Por las calles, día y noche ves cientos de puestitos donde adquirir tu “Krathong”, esos bellos centros florales artesanales, o incluso, tener la oportunidad de construir el tuyo, para luego, prender su vela e inciensos y lanzarlo al río, mientras lo ves alejarse lentamente empujado por la corriente.


Mientras paseas por las inmediaciones de todo este espectáculo, no dejas de sorprenderte con todos sus puestos callejeros con artesanías y souvenir, una gran diversidad de gastronomía y diversos escenarios donde se exponen danzas, música o teatro.

Ayer, con el cierre del festival, la calle principal se llenaba de gente, música, color y luces con un espectacular desfile. Simplemente no puede causarte indiferencia tanta belleza.

Por supuesto,  ningún vídeo o foto, puede describir todo este espectáculo, pero al menos, poder hacerles llegar un pedacito con ese vídeo.