sábado, 21 de diciembre de 2019

¡¡¡Toca excursión!!!

Aunque ya llevo aquí más de un mes, de momento sigo en Chiang Mai, la maravillosa ciudad que pude disfrutar por tres meses y medio hace dos años. El periodo de adaptación ha costado lo suyo, pero ya puedo celebrar el poder disfrutar el día a día, aunque a veces ello signifique no hacer absolutamente nada, lo cual es todo un avance comparado con los sentimientos y sensaciones experimentadas durante las primeras semanas. 
Estoy segurísima de que existen muchísimos lugares aún por conocer de Chiang Mai, pero los sitios más comunes y populares, ya los conocía, así que la vida “turista” durante mi estancia durante estos momentos, es prácticamente nula. Eso no quita ni mucho menos, que el día que me dicen ¡Mañana nos vamos de excursión! me emocione como una niña chica por descubrir un nuevo lugar. Es un poco complicado salir con la familia, ya que trabajan continuamente en el Hostel, pero en alguna ocasión, hemos podido tener alguna escapada. 
Recuerdo que en la primera salida, cámara en mano y modo “farang” ON, hicimos más de 300 fotos en tan solo dos sitios…. seguro que en alguno se nos quedó pegado el dedo en el botón de disparo jajaj

Primero fuimos al “Wat Phrathat Doi Kham”, un templo que tiene varios Budas enormes y que es muy popular entre los Tailandeses, y se notó, porque no se veían muchos turistas, y porque había muchísima gente “rezando”… Nosotras también!! Realizamos nuestra ofrenda, encendimos nuestros 3 inciensos y nos arrodillamos ante Buda para pedirle… Siempre hab5ía lo había visto en anteriores visitas a otros templos, pero nunca había participado, supongo que cuando tienes al lado quien te explica el proceso, te haces más partícipe y  se hace más emocionante. 

También sacamos un “palito de la suerte” (la verdad que no tengo ni idea de como se llama). Se trata de un recipiente que parece un vaso de bambú y que contiene muchos palitos con un número cada uno. Se trata de agitar el vaso hasta que caiga uno. Según el número que hayas sacado, podrás ver su significado en un panel y descifrar lo que tiene la “fortuna” para ti… Es como una especie de tarot jajajaj. El mío la verdad que no decía cosas muy buenas que digamos…. aunque que en el fondo no se alejaba mucho de la situación actual de ese momento… En fin, terminamos borrando la imagen  (una foto del panel que habíamos echo) para dejar ir lo malo… 

Acto seguido, continuamos con nuestra sesión fotográfica. El templo en sí es, similar a muchos otros, lo bonito son los alrededores llenos de figuras y Budas gigantes. 


Después de esa visita, nos fuimos al “Huay Tueng Tao”, un lago precioso!!!! Tiene unas
especie de cabañas abiertas en todo su alrededor, donde la gente va a comer, pasar el día y relajarse. También se hacen actividades en el agua, pesca, nadar, tirolinas, bicicletas acuaticas, etc. Pero lo que más me gustó sin duda, fue el paisaje en uno de sus extremos, con un gran campo de arroz y varias figuras gigantes de animales echas de mimbre y paja. Ha sido precioso.

Nada más llegar, Mod compró unos helados y nos sentamos en una de las cabañas para comerlo y recuerdo mis ansias de terminar rápido porque deseaba levantarme a pasear y sacar fotos del entorno. Sin duda, ¡¡un lugar fascinante!! La pena fue que llegamos al caer ya la tarde y no lo pudimos disfrutar por mucho tiempo, pero quizás otro día toque repetir. 


Otro de los días, recibía la noticia “¡Mañana toca spring hot! - ¡A las 11 salimos!” Mientras me mostraban videos y fotos, de lo que predecía ser un hermoso lugar.  
Llegó el esperado día! Nos subimos al coche! En la repartición de asientos, y la peque se cogió el mejor jajaja, iba detrás, en el maletero de la ranchera, con sus mantas, almohadas, cojines y lo que fuera necesario para el largo viaje que nos espera (cosas que solo se ven en este pais jaja).

A medio camino paramos en un 7 Eleven el doble de grande que los habituales, para comprar algunos snacks para el camino, y como no, cada vez que uno entra en uno, pierde la noción del tiempo intentando decidirse entre tantas opciones, mucho más dificil resulta cuando es mucho más grande de lo habitual!
¡¡Se avecinan curvas!! Y es que nuestro destino, se encontraba apenas a unos 30 km de Pai, por lo que he podido tener mi primer contacto con la gran famosa carretera hacia Pai! Curvas vertiginosas e importantes pendientes! Había escuchado y leído tanto sobre esta carretera, que le tenía un poco de respeto, pero, en ocasiones, el que mi imaginación suela magnificar las cosas puede conllevar algo positivo, y es que al final, no fue para tanto. Si es cierto que hay muchas curvas, pero se puede asemejar como un día de rutas por la cumbre de la isla. En conclusión… ¡prueba superada! Me puedo ir a Pai un día de estos sin tener que pensar en doparme a base de biodraminas o disponer cerca varias bolsas para posibles urgencias… 

Según me comentaban, antiguamente esta carretera era mucho más estrecha, por lo que daba mucho más respeto. Es cierto que el último tramo para llegar a nuestro destino, consistía en una carretera que se salía de la principal, de apróximadamente unos 7 kms. Uuyyyss esa si que era estrechita para dos coches (por lo visto así era la carretera principal antes), pero era maravillosamente impresionante! Al adentrarse en ella era como si la jungla te tragara, solo podías ver inmensos arboles abrazando la carretera, sin apenas poder ver algún claro. La verdad que el trayecto se ha hizo bastante amenos entre charlas y risas intentando enseñar a algunas palabras en español.

Al final de la carretera nos encontramos con el enorme cartel que daba la bienvenida al “Pong Dueat Hot Spring - Huai Nam Dang National Park”. Solo por encontrarte en medio de la
jungla, ya prometía ser precioso, y sin duda, lo era. Creo que todo parque natural en Tailandia, requiere pagar entrada, así que tras hacer el correspondiente pago, unos pocos metros de carretera más adelante, llegábamos a nuestro destino final. Es una auténtica maravilla encontrarte esas termas naturales en medio de la selva. Hay varias que son públicas, aunque también tienes la opción de reservar algún bungalow privado. Nosotros optamos por la entrada general. 

Creo que es la primera vez que me bañaba en una piscina con ropa, pero tampoco quería desentonar y quizás faltar el respeto a nadie, así que, pantalón corto y camiseta, tocaba meter el dedito gordo del pie para probar la temperatura. Uysss!! y vaya que si estaba caliente!!!! Costó lo suyo entrar… muuyyy despacito. Tras un largo periodo de procesión, y cuando logré introducir todo el cuerpo dentro del agua, tuve la sensación de que me estaba cociendo a fuego lento jajaja. ¡¡Momento de salir y ducha fría!! Creo que el agua estaba helada, pero ni lo notabas, es más, se agradecía! Uys! Impresionante como enseguida notas la circulación trabajando y la piel comienza a palpitar. La siguiente vez que te metes en la piscina, después de la ducha fría, si que da gustirrinin. Después de dos o tres veces de idas y venidas, el cuerpo se te queda totalmente relajado, solo hubiera faltado una buena hamaca para una larga y profunda siesta jeje. 

Tras picar algo, relajarnos y sesión de fotos del hermoso lugar, nos encaminamos a visitar el Géiser causante de este esta maravilla natural. A unos 300 metros montaña arriba, y a través de un camino precioso en medio de la selva, llegamos hasta el punto naciente del Géiser, una imagen que deja sin palabras. Es impresionante ver como a pocos metros de tus pies, desde la tierra brota ese agua burbujeando y como el vapor de tal alta temperatura, baña todo el entorno… toda una maravilla.

De vuelta por el bello camino, donde los arboles parecian atraparte, y pese a las altas temperaturas que hay a excasos metros, se puede contemplar como la humedad aguarda adherida a los troncos y al suelo. 

De regreso a casa, el silencio predominaba, y nada tenía que ver con la ida dicharachera. Era como si nos hubieran consumido la energía, y sumergidos en un estado pleno de relajación, resultó casi inevitable cerrar los ojos…

viernes, 29 de noviembre de 2019

Adaptación...

Ya hace más de 15 días que puse un pié en este maravilloso país, pero creo que ha costado mucho realmente sentir esos pies en esta tierra… A ratos tengo la sensación que fue hace escasos días que llegué, y otros siento que llevo una eternidad aquí, por no mencionar, que por momentos siento estar en ninguna parte… resulta un poco complicado de explicar el conjunto de estas sensaciones. Supongo que el periodo de adaptación en esta ocasión, requiere un poco más de tiempo, o quizás sea un poco más de paz lo que necesite…

La verdad que las semanas previas a subirme en ese avión, fueron un poco locura en muchos aspectos… demasiadas emociones en conflicto dentro de una misma cabeza, mil gestiones que había que dejar cerradas y otras tantas que quedaron sin terminar, creo que desembocaron en un caos interior total, del cual, aún estoy en proceso de desintoxicación, y probablemente sea ese el motivo por el cual me haya visto incapaz de sentarme a expresar aunque fuera unas escasas palabras y el motivo por el cual aún no termino de encajar que me encuentro aquí, en esa maravillosa ciudad que tanto amé por meses atrás. 

En cuanto a la ciudad… uys!! parece que algo si que ha cambiado… Como bien dijo mi profe de masajes cuando le hice una visita “¡El mundo cambia Yaiza!”. Así lo expresaba cuando hablabamos de la cantidad de nuevos Hostales y Hoteles que se encuentran en construcción en estos momentos. Tristemente, antes mirabas al cielo y tenías más opciones de ver la punta reluciente de alguna hermosa pagoda… ahora, es más probable que veas las últimas plantas de alguna construcción… Son muchas las tiendas y restaurantes que frecuentaba y que ahora están cerrados o sustituído.

No se si forma parte también del periodo de adaptación, pero hasta la comida y los olores me parecen diferentes. Mantenía un grato recuerdo del olor de la colada cuando la traían… ahora no es que huela mal ni mucho menos, pero mi mente guardaba un perfume mucho más intenso y embriagador. Igual me pasa con los sabores de ciertas comidas que adoraba, no es que no sean sabrosas, pero mi mente guardaba un sabor diferente y más intenso. 
Lo cual me ha echo cuestionarme, si es mi mente la que me ha traicionado, si es mi estado actual el que no me hace disfrutar de forma intensa cada cosa, o si es una realidad que las cosas hayan cambiado hasta tal punto. 

El cambio de divisa y el aumento de precios, se hace notorio, ya no es tan económico como antes, aunque sigue habiendo una enorme diferencia en comparación con Europa. 
También tengo la sensación que en el ambiente por días, hay mayor contaminación y depende por que calles vayas, a veces cuesta un poco respirar del todo bien. 
Recordaba que  el tráfico es una locura, pero no fue hasta que tocó salir a la calle, cuando realmente me di cuenta que perdi la maña de saber encontrar el momento correcto para cruzar… puedo pegarme un buen rato y no encontrar nunca el momento adecuado. Miro 20 veces a cada lado y aún no tengo seguro cual es la dirección correcta por la cual se avecinan los coches. Tendré que acostumbrarme nuevamente a lanzarme a la carretera como las locas cerrando los ojos y rezando que el mundo se paralice por unos segundo hasta que pueda llegar a salvo a la otra acera (en caso que exista en el mejor de los casos jeje)

Así sea, diferente o no, hay cosas que siempre prevalecen, y son las sonrisas con las que te cruzas cada día, la educación y el respeto que predomina, y pasar buenos momentos con la familia, entre los cuales hay incluídos orla, cenas y cumpleaños con croquetas y papas arrugadas incluídas!! Sin duda son un éxito siempre jeje. 

Ahora, simplemente toca seguir aterrizando cada día más, en ese “aquí y ahora” que hace unos años me regaló este lugar, y poco a poco modificar y abrir mis sentidos. 
Bienvenida a casa Yaiza…

jueves, 31 de octubre de 2019

Dos años después...

¿Cuál es el resumen de tu viaje? ¿Qué es lo que te ha aportado? ¿Cuáles son las enseñanzas que has aprendido en esos 4 meses? ¿Y ahora, qué?

Preguntas como éstas son las que me he encontrado desde que regresé, procedentes tanto de las personas que han vivido esa experiencia de una forma cercana, como de aquellas a las que conocían por primera vez de esa aventura…

Dos años han sido los necesarios para encontrar el momento en el que poder sentarme a escribir unas líneas de reflexión al respecto… Dos años después, y justo antes de embarcarme en una nueva aventura, intento encontrar la manera de definir las sensaciones, emociones, pensamientos, decisiones, cambios que han generado en consecuencia, ese viaje que marcó un antes y después en mi vida… y de veras, no es tan fácil como puede parecerlo.
Sé, que aún  habiendo pasado este tiempo, hay muchas cosas que han cambiado en mi, de las cuales ni yo misma soy consciente aún, pero cuando hablamos de una revolución interior, no es tarea sencilla reconocer, gestionar, ordenar y reconstruirse a uno mismo. 
No obstante, se que llevo mucho tiempo tratando de resumir en algunas palabras, las sensaciones posteriores a ese “regreso”, ¡y si!, lo escribo entre comillas, porque durante estos dos años, confieso que jamás he podido sentirme “en casa”, como lo estaba antes de irme… digamos que esa es una de las primeras reflexiones…

Sinceramente, los primeros meses fueron especialmente difíciles, ya que no encontraba la manera de gestionar las emociones tan contradictorias que en mí se generaban. Los cuatro meses que estuve a miles de kilómetros, fueron necesarios para aprender a echar de menos a las personas que amaba, pero ya una vez aquí, a la vez que deseaba lanzarme a repartir abrazos, sentía una especie de fobia a salir ahí fuera… hoy por hoy aún no encuentro las palabras correctas para describir esa sensación… 
Me sensibilicé de forma extrema a las opiniones de los demás… no porque me influyeran ni me importaran, si no porque me molestaban… Despúes de cuatro meses viviendo en una absoluta libertad, me molestaba extremadamente la gran facilidad de las personas de enjuiciar absolutamente todo… desde aspectos tan triviales como escandalizarse por comer un potaje en un día caluroso, hasta aspectos más íntimos relacionados con las propias decisiones/opiniones…, tanto me molestaba cualquier juicio hacia mi, como escucharlo hacia cualquier otra persona… Me molestaba, me enojaba, me mortificaba!!, tanto, que en ocasiones incluso preferí aislarme antes que exponerme a escuchar la más mínima opinión con alguna connotación juiciosa… (siempre he sido una chica de extremos… y digamos que ésto lo he llevado hasta límites un tanto desagradables, llegando incluso hasta el punto de mostrarme más fría o lejana, cuando en el fondo, probablemente haya vuelto más sensible que nunca…
Hoy por hoy, aún trato de gestionar estos sentimientos, aunque intento en la medida posible, encontrar una estabilidad o que al menos, no me afecte en tal desmedida). 

Otras de las reflexiones que mencionar, y que puede resultar de lo más curiosa para estudiar y desglosar, es como se puede causar mayor “acercamiento” estando a miles de kilómetros de distancia, que a unos minutos en coche… 
Confieso y siempre estaré enormemente agradecida, que en mi ausencia y pese a marcar yo las distancias antes de irme, me sentí arropada por mensajes de apoyo y/o preocupación por saber de mi bienestar, pero resulta muy curioso que tras dos años de mi presencia física en esta isla, aparte de disminuir considerablemente el contacto en el mejor de los casos, en ocasiones no he recibido ni un mensaje, o interés por un encuentro físico… me pregunto si poner nuevamente kilómetros por medio, reviviría nuevamente cada una de esas relaciones… Sin duda alguna, este se convierte en uno de los puntos más delicados de digerir...

Un fundamento de peso que he comprobado, es que la vida ha seguido avanzando con normalidad para todos, y que creer importante mi presencia, tan solo forma parte de mis propios apegos y miedos, y con esto no me refiero a que no me sienta importante para nadie, ni que me auto considere alguien imprescindible, ni mucho menos, más bien, ésto me hace entender que no se paraliza la vida de nadie porque mi presencia no esté a su lado, que los problemas acaban hallando su propia vía de solución sin necesidad de intervención y que sentir la cercanía de alguien no conlleva la necesaria presencia física… y confieso, que el conjunto de ello me hace sentirme un poco más libre. 
Ciertamente he aprendido muchas cosas, más de las que soy consciente… 
he reforzado mi capacidad de abrir mi boca y decir NO sin remordimiento…
he liberado una gran parte de mis miedos…
sigo aprendiendo a desprenderme de mis apegos…
comienzo a valorar las cosas con un orden diferente…
cada vez cargo con menos responsabilidades que no son mías…
… me siento más libre que nunca...

Pero sin duda, una de las lecciones más importantes aprendidas, ha sido vivir en el “aquí y ahora”, a no pensar tanto en el futuro, a no preocuparme tanto por mañana, a sentir más el presente… a dejar fluir las cosas, a no buscarlas, a dejarme sorprender…  
Quien me conoce hace muchos años, sabrá lo organizada y disciplinada que he sido siempre para algunas cosas (aunque para otras sea un desastre). La necesidad de tener el control  y mantener todo en un estado de seguridad, siempre fue uno de mis grandes “defectos”, y aunque aún queda aspectos que trabajar, para mi ha sido un auténtico logro que ello haya perdido importancia en mi lista de prioridades.  
Ésto me ha ayudado a tomar importantes decisiones desde la mayor paz y tranquilidad, sin preocuparme más por sus consecuencias, que por mi auténtico deseo. Ello me ha llevado a un giro de vida por completo y en camino de un futuro totalmente incierto, el cual, no tengo ninguna prisa por idear…
Quizás no tenga claro hacia donde deseo redirigir mi vida, pero al menos si se lo que NO quiero en ella, entre ello, tengo claro que no quiero terminar haciendo algo de lo que no esté totalmente convencida desear, simplemente por miedo a perder el tiempo, por sentir necesidad de establecer una seguridad, o mucho menos por la presión social…. Tan solo deseo realizar aquello que realmente me apasione,  me haga sentir bien, me genere paz...
Un cómico resumen sería; “¡Sí! Estoy más “perdida” que Wally, pero al menos soy una “perdida” felíz…”

Ahora, dos años después, habiendo recibido grandes regalos del Universo, y sin saber aún cuál es mi lugar en la vida, me embarco nuevamente en la aventura de vivir el ahora, sin expectativas más allá que vivir el presente, y seguir dejándome sorprender por el Destino.
A tan sólo unos pocos días de alzar el vuelo, dejo atrás muchos más apegos de los que creí capaz de alejarme, con la intención de vivir completamente libre esta experiencia. Ésta vez, sin plazos ni ataduras, entrego en manos del Universo mi tiempo y presencia, para que me lleve allá donde tenga destinado mi lugar. 
Sin poder encasillar plazo ni lugar, y sin necesidad de establecer grandes despedidas, tan solo deseo decir a los que aquí quedan, un “hasta pronto” y un “prometo que les echaré de menos