jueves, 5 de octubre de 2017

Aterrizando en Bangkok



Hay más previsiones de morir atropellada, que de meterme en algún callejón extraño del  que pueda salir algún maleante (he de decir que algunas calles dan esa impresión, pero no he visto nada extraño)

Para empezar, en el trayecto del aeropuerto a la ciudad, ya era bastante llamativo ver como una autovía de 3 carriles perfectamente delimitados se convertía en cuatro filas de coches y no en fila india precisamente, ya te hacer una idea de lo que viene por delante.

El verdadero problema se presenta cuando te toca ir a pie; semáforos que no se iluminan, vehículos que no paran aunque tengan un semáforo en rojo, vehículos que se intentan adelantar incluso con el semáforo en rojo, motos que te esquivan para pasar antes que tú… y  todo esto en una ciudad que en muchas de sus calles no tienen ni acera ni suficiente arcén.
¡¡¡Ésto es una auténtica jungla!!!
Llegar viva al final del día ha sido todo un logro…

Aparte de de estar en alerta en todo momento, hay que mencionar la pericia de los tuk-tukreros para intentar llamar tu atención y entablar conversación. Uno incluso hasta me llevó hasta una oficina de turismo, que más tarde me daría la impresión de que me quería colocar alguna excursión o transporte, pero bueno, le di largas con mi “no se cual es mi ruta ni destino” y al menos me salí  de allí  con un mapa de la ciudad, así  que no hubo mal que por bien no venga.

Me quedaban varias horas por delante hasta poder acceder a mi habitación y a la tan deseada ducha… después de más de 35 horas entre calle y aeropuertos uno se puede hacer una idea, así que no me quedó más remedio que lanzarme de nuevo  a la calle a hacer tiempo, con tan mala suerte que por cualquier calle a la que iba me encontraba con las manifestaciones, procesiones, ceremonias o no se muy bien el qué, referentes al aniversario del fallecimiento del Rey.

Es increíble la cantidad de gente que hay en todas las inmediaciones del Palacio, miles de personas salteadas y también por grandes grupos por todos lados, militares, colegios, etc., tiene organizado un buen campamento. Me pasé más de 3 horas dando vueltas intentando escapar de la marea negra, pero cuando no me topaba de golpe con otro grupo, era algún control policial que me impedía el paso y otra vez a dar la vuelta…

Ya cuando logré apartarme de esta zona, después de perderme alguna vez, ya estaba tan cansada que me tiré en el banco del primer parque que encontré. ¡Eso sí! Una de las cosas que me ha quedado clarita, es que la distancia que aparenta en el mapa no tiene nada que ver con la realidad…
En resumen; hoy ha sido un largo y duro día, el cansancio y la falta de sueño no me ha facilitado poder disfrutarlo, pero al menos por la tarde después de una buena siesta, pude disfrutar de un buen paseo por el Golden Mountain.

Mañana más y mejor, ahora a descansar que se me cierran los ojos…

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