martes, 10 de octubre de 2017

Ayuttaya

La primera impresión cuando bajé de la Van fue buena. Nada que ver con el bullicio de Bangkok, ésta población trámite mayor tranquilidad, un ambiente totalmente diferente. Aparte de ésto, de lo siguiente que rápidamente te percatas es de la cantidad de perros callejeros que hay, a cada cinco pasos te encuentras uno, y no son precisamente pequeños que se diga...

Respecto a los perros, había escuchado que son mansos, y también había escuchado que son agresivos, pero después del susto que me llevé, tal vez tienda más bien a lo segundo. Fue un extraño momento... sentí perfectamente como se movía algo en la hierba tras de mí y cuando me giré a ver lo que era, simplemente lo vi avanzando con velocidad y comenzando a ladrar ferozmente... pensaba que se iba a lanzar encima y atacarme... No se como ni porque mi reacción simplemente fue girar la cabeza hacia delante y seguir caminando con normalidad, mientras mi mente se preparaba para sentir como se abalanza sobre mí. El cuerpo se me lleno de un extraño escalofrío que me duro por unos minutos. No se donde se metió ni que fue de él, solo se que tras varios pasos giré mi cabeza de nuevo y no le pude ver más en aquella enorme explanada.
Sin embargo, dada la cantidad de perros que hay en comparación con el número de veces que me han gruñido, ladrado o perseguido, la estadística daría la razón a que son mas bien mansos.
En definitiva... será cuestión de suerte...

Por aquí he podido disfrutar de muy bonitos paisajes en el Parque Histórico y sus conjuntos arqueológicos, que se convierten casi en magia, cuando se funden con el sol del atardecer.

El alojamiento tiene un encanto increíble y transmite mucha paz, aunque supongo que por estar tan pegado al río, es donde primero me han atacado los mosquitos. Tengo tres picotazos y cada uno de ellos del tamaño de un chichón sin exagerar.

Ayuttaya me transmite sensaciones agridulces, y no lo digo por haberme llegado a perder en medio de la nada, donde solo abundaban todo tipo de animales y bichos en un camino rodeado de ciénagas. Por un lado es un lugar alejado del bullicio y caos que hay en Bangkok, pero no me aporta la tranquilidad suficiente para transitarla con total libertad, ya que el tema de los perros no inspira mucha seguridad, y una vez más el tema del tráfico influye, no porque sea una auténtica locura como en Bangkok (aunque ello no quita que se siga conduciendo de aquella manera...) sino porque no hay aceras ni arcén en la mayoría de calles, así que por una cosa u otra, tienes que mantenerte en alerta constantemente.

Espero que en el próximo destino pueda disfrutar con mayor tranquilidad del camino.


2 comentarios:

  1. Qué maravilla leer todo lo que estás viviendo. Sin duda, todo este camino te enriquecerá, independientemente de los días duros, estados de alerta o inseguridad.
    Disfruta del camino, Cuídate y Quiérete mucho.
    Nosotros seguiremos disfrutando de lo que nos vayas contando.
    Un abrazo ENORME,

    Eche y Roma.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Que bueno poder leer vuestras palabras de ánimo y sentir la dulzura que desprendéis aun en la distancia.
      Muchas gracias!!

      Eliminar